Mi consulta

Es una lógica inquietud de todas las personas, ¿cómo voy a ser tratado?

Me dedico a la psicoterapia pero soy médico y por lo tanto utilizo la metodología de todo acto médico, arte y ciencia basados en el más profundo sentido de la confidencialidad, no en vano los médicos estamos sometidos al secreto médico de todas nuestras actuaciones.

El primer día se elabora la historia clínica, documento mediante el que además de las tres preguntas hipocráticas, qué le sucede, desde cuándo y a qué lo atribuye, gracias a una tranquila y prolongada entrevista el paciente va ofreciendo, con mi ayuda, cómo es su personalidad y qué aspectos han influido en su vida para llegar al estado en el que se encuentra. Enfermedades, intervenciones quirúrgicas, tratamientos anteriores, infancia, escolaridad, desarrollo profesional, social, familiar y afectivo, vivencias y cuantos elementos nos ayudan a tener una visión completa del ser humano que ha depositado su confianza en mí. Se trata de tener la más amplia visión de conjunto en orden al mejor conocimiento posible de la persona.

A continuación se realiza un diagnóstico clínico que nos permite conocer qué le sucede y encuadrarlo en un cuadro clínico, teniendo siempre muy en cuenta que cada persona es diferente y nunca un cuadro clínico es igual en una persona que en otra.

Después se elabora una estrategia de actuación, es decir, le explico a la persona qué diagnóstico tiene, cómo lo vamos a abordar y en cuántas sesiones, siempre de acuerdo con él y con su consentimiento.

Lo anterior nos permite comenzar el tratamiento, que tiene tres fases:

  • Psicofármacos: Solo cuando son estrictamente necesarios y en las dosis mínimas que le permitan continuar con su vida cotidiana. En numerosas ocasiones prescindimos de ellos pero en algunas son necesarios y, utilizados durante períodos cortos de tiempo, son muy eficaces pues ayudan a que la terapia sea mejor asumida y realizada.
  • Psicoterapia: En mi proceder me baso en la «búsqueda del sentido» al estilo del gran médico psiquiatra austríaco Víctor Frankl. Se trata de que nuestra vida tenga un sentido, una motivación y un proyecto que nos ilusione y permita superar las dificultades de la vida cotidiana, por grandes que estas sean, para de este modo irnos acercando a la felicidad. Este sentido ha de ser descubierto por el propio paciente pero con la ayuda del psicoterapeuta pues se han de tener en consideración las distintas variables de su personalidad, de su forma de ser y circunstancias.
  • Socioterapia: La persona, una vez liberada de las dificultades internas que le atenazan, comienza una sana interactuación con las personas de su medio. Sabido es que hay más felicidad en dar que en recibir y por eso darse a los otros, sabiendo recibir al mismo tiempo, es uno de los mejores indicadores de salud mental.
Julio LORENZO REGO. Médico Psicoterapeuta